La metatarsalgia es el dolor que tiene lugar en la parte más anterior de la planta del pie, justo debajo de las cabezas de los metatarsianos. Se caracteriza, por un dolor que aparece, en general, de forma progresiva, con sensación de quemazón o molestia en la almohadilla plantar que existe en la base de los dedos. En otras ocasiones, el dolor aparece de forma brusca, por ejemplo, tras haber utilizado un calzado muy exigente (zapato de tacón muy alto o con suela muy rígida) o haber realizado una caminata larga….
Esta molestia, que al principio es muy tolerable, acaba convirtiéndose en un dolor intenso, agudo, constante e incluso incapacitante que provoca, con el paso del tiempo, que tengamos que readaptar nuestra marcha o pisada para evitar cargar parte de nuestro peso sobre la zona inflamada, lo que conlleva que antes o después acaben apareciendo dolores en otras partes del pie y del tobillo.
La causa más frecuente de metatarsalgia es la sobrecarga de las cabezas de los metatarsianos al caminar, aunque en ocasiones puede ser debida a la compresión o inflamación de un nervio intermetatarsiano, tratándose en este caso de un Neuroma de Morton, que puede ser tratado con éxito con infiltraciones locales con corticoides asociados a un anestésico local. Otras causas de dolor en la planta del pie menos frecuentes, son las fracturas de estrés, la enfermedad de Freiberg (necrosis de la cabeza del metatarsiano), sinovitis, artritis, tumores, etc.
Con gran frecuencia, la metatarsalgia aparece asociada a la presencia de callosidades plantares, también llamadas hiperqueratosis, que son también por si solas una causa importante de dolor plantar. Además, son muy frecuentes también las deformidades de los dedos, tales como el halux valgus o juanete, los dedos en martillo, en garra o en maza. En estos casos el paciente suele consultar, más que por dolor, por dificultades para poder calzarse. Estas deformidades suelen ser leves al principio pero tienden a empeorar con el paso del tiempo volviéndose rígidas y muy dolorosas. Esto provoca el roce y la irritación de los dedos con el uso del zapato, situación que en ocasiones hace imposible calzarse.
¿Y a qué es debido este desequilibrio en la repartición de las cargas o del peso corporal? Pues básicamente a dos causas: a una excesiva longitud de los metatarsianos centrales (sobre todo 2º y 3º) o a una inclinación o descenso exagerado de los mismos, como ocurre, por ejemplo, en el pie cavo.
¿Cómo podemos, entonces, aliviar o tratar este dolor? Pues, como casi todo en medicina, de dos formas fundamentalmente. Con tratamiento conservador o con tratamiento quirúrgico. Siempre debemos proponer al paciente iniciar el tratamiento de su patología con el tratamiento menos agresivo y que pueda causarle el menor número de complicaciones y éste es siempre el tratamiento médico. En este caso, le recomendaremos el uso de un calzado ancho, cómodo, con poco tacón y suela relativamente blanda, acudir de forma rutinaria al podólogo para la eliminación periódica de las hiperqueratosis, utilizar separadores o protectores en caso de deformidades digitales asociadas, realizar sesiones de fisioterapia en casos de episodios de inflamación articular o de la almohadilla grasa plantar y como no, recomendaremos encarecidamente la utilización de ortesis plantares a medida para conseguir una mejor distribución de las cargas en la planta del pie y permitir así una deambulación en las mejores condiciones mecánicas. Únicamente, si fracasan estas medidas, estaría indicado el tratamiento quirúrgico que ofrece altas tasas de éxito en la actualidad. El desarrollo de técnicas quirúrgicas específicas (cirugía MIS o percutánea y cirugía abierta) y de materiales de ostesíntesis de última generación nos permite corregir quirúrgicamente aquellas alteraciones en los dedos y los metatarsianos que provocan el dolor ya sea modificando la longitud de los metatarsianos o variando su ángulo de inclinación en el caso de la metatarsalgia o artrodesando (es la fusión de la articulación deformada) o alargando los tendones de los dedos en el caso de las deformidades digitales. De esta forma, somos capaces de restaurar con éxito la anatomía del antepié, corregir estéticamente las deformidades existentes y conseguir una marcha libre de dolor.
Recomendaciones sobre el calzado:
- Lleve siempre un calzado de su talla, en el que el pie se acomode bien y los dedos puedan moverse discretamente dentro del zapato.
- Evite zapatos de suela muy plana o zapatos de tacón muy alto. Es recomendable un tacón de aprox 2 cm para los hombres y 2-4 cm para las mujeres.
- Evitar zapatos de punta estrecha y/o suela excesivamente rígida.
- En los niños, los zapatos han de llevar contrafuerte en el talón y ser de la talla adecuada para la longitud del pie. La utilización de plantillas u ortesis plantares solo debe prescribirla un especialista.
Dra Carmen Verdú. Unidad de Pie y Tobillo de Traumavist