La Estabilización dinámica vertebral es una técnica quirúrgica que permite tratar el dolor de espalda con o sin irradiación a miembros inferiores en determinados casos a través de una incisión en la línea media de la zona de la espalda a tratar.
Beneficios de la intervención
Esta técnica permite tratar el dolor originado en las articulaciones de la columna vertebral lumbar (lumbalgia o lumbago) o en las raíces nerviosas que salen de dicha columna (ciatalgia o ciática) de forma poco agresiva, sin necesidad de fusionar o fijar definitivamente las vértebras afectadas, de forma que éstas conserven su movilidad y función. Está indicada en los casos de patología degenerativa de la columna vertebral con un grado moderado de deterioro. Puede combinarse con el tratamiento de una hernia discal (discectomía) para sustituir la falta del disco vertebral tras su extirpación. También puede combinarse con la fijación o artrodesis de uno o varios segmentos de la columna vertebral, para evitar la sobrecarga del segmento adyacente a la fijación y su eventual deterioro en el futuro.
Descripción técnico-médico
Dependiendo de la zona a tratar, se realiza una incisión de la longitud adecuada en la zona lumbar. Se colocan dos tornillos en cada una de las vértebras a tratar y posteriormente sobre éstos se monta el sistema de estabilización dinámica, que puede consistir en una barra conectora flexible o bien un sistema de amortiguadores elásticos. Este sistema aporta estabilidad a las articulaciones intervertebrales a la vez que soporta el exceso de la carga que en otra situación deberían soportar las articulaciones de la columna.
La intervención
La Estabilización dinámica vertebral se realiza en quirófano, con el paciente en decúbito prono. Se realiza una anestesia general en la mayoría de los casos. La duración total del procedimiento puede variar según los niveles a tratar y las características del paciente y oscila en general entre una y dos horas. Al finalizar la intervención el paciente despierto es trasladado a la sala de despertar durante un período de tiempo determinado por el anestesiólogo, que en general ronda los 60 minutos. Tras ello el paciente pasa a su habitación. Puede levantarse de la cama al día siguiente a la intervención. La duración del ingreso varía según los casos entre dos y cuatro días.
Medidas preoperatorias
- Valoración previa en consulta, decidiendo y exponiendo los aspectos concretos de la intervención y entregándole el consentimiento informado.
- Deberá aportar una lista exhaustiva de los medicamentos que se toma de forma habitual (incluyendo las plantas medicinales) en el momento de la operación.
- Realización de un estudio preoperatorio que consiste en un hemograma, bioquímica, coagulación, Rx de tórax y ECG.
- Se lavará con cualquier jabón antiséptico la zona a intervenir la noche anterior y la mañana de la cirugía.
- No debe tomar alimentos sólidos ni líquidos durante las 8 horas anteriores a la intervención.
- No debe llevar ningún objeto metálico durante la operación (anillos, pulseras, pendientes, piercing, etc.)
Cuidados postoperatorios
- Los drenajes se le retirarán al día siguiente de la cirugía. En los días siguientes se empleará una faja ortopédica semirrígida para proteger la zona intervenida, que se debe mantener al menos durante 1 mes.
- La movilización se inicia desde el primer día. El paciente puede deambular sin apoyo desde la retirada de los drenajes.
- Recibirá profilaxis antitrombótica y antibiótica.
- Después del alta, debe contactar con nosotros si tiene dolor en el pecho o dificultad al respirar; dolor, hinchazón o enrojecimiento en la zona intervenida o procesos febriles y escalofríos.
- Es posible que, tras la intervención, sienta durante los primeros días alguna molestia local, que desaparecerán con la medicación que le indique su cirujano.
- Después del alta, debe contactar con nosotros si tiene dolor no tratable por los medios habituales en la zona intervenida o procesos febriles y escalofríos.