Es una de las patologías más comunes que afectan a los pies especialmente en el sexo femenino. Se caracteriza por un abultamiento doloroso a nivel de la articulación del dedo gordo, con desviación externa del mismo, que condiciona la desviación del resto de los dedos y la progresiva deformidad de los mismos (dedos en martillo), ocasionando un mal apoyo plantar, lo que daría lugar a las metatarsalgias (dolor en la almohadilla plantar) y la aparición de callosidades.
El tratamiento conservador se basa en el uso de calzado ancho que evite la presión sobre el juanete, plantillas para disminuir el dolor de la almohadilla plantar, y separadores que pueden ser de uso diurno o nocturno, con poca utilidad en los adultos.
El tratamiento definitivo es la corrección quirúrgica de la deformidad, que actualmente realizamos mediante cirugía abierta (técnicas modernas) o mediante técnicas MIS (cirugía de mínima incisión), según requiera el caso. La primera tiene la desventaja del mayor tamaño de las cicatrices y la ventaja de una corrección más exacta y controlada de la deformidad con menos posibilidades de que se reproduzca, siendo más efectiva en las grandes deformidades. La cirugía MIS tiene la ventaja del menor tamaño de las incisiones y la desventaja de ser algo menos precisa además de no poder corregir de forma completa las grandes deformidades.
Con los medios actuales, podemos decir que la cirugía de los “juanetes” ha dejado atrás la mala fama de “cirugía muy dolorosa”, siendo mucho más llevadera para el paciente. Cada vez hay más personas que optan por la cirugía. El tiempo de recuperación dependerá del número de actos quirúrgicos realizados (a más actos más tiempo), pudiendo oscilar entre uno y tres meses.