Las técnicas más utilizadas para corregir las anteriores deformidades son las osteotomías y las artrodesis. Las primeras consisten en cambiar la posición de algunos huesos del pie sin sacrificar las articulaciones y por tanto conservando la movilidad. Las artrodesis corrigen la deformidad mediante la fijación definitiva de ciertas articulaciones lo que conlleva un mayor o menor grado de pérdida de movilidad. En ambas técnicas se utilizan tornillos, placas, clavos, etc. para estabilizar los huesos del pie.
Las principales indicaciones son:
- Pies planos
- Pies cavos
- Artrosis de medio y retropié
- Enfermedades reumáticas e inflamatorias
- Deformidades congénitas o adquiridas
- Insuficiencia del tendón tibial posterior